Con
tristeza me despido de aquellos zapatos ya desgastados que me acompañaron por
un largo tiempo en este camino. Esos que acompañaron mis huellas y recorrieron
conmigo mil y un pasos; deshechos y sucios es la última impresión que tendré de
ellos.
Por
cubrir mis pies de las afiladas rocas que habían debajo mío, por abrigarlos
contra el frío y esos torrentes que se formaban con las más fuertes y extensas
temporadas de lluvia.
Yo
hoy me despido de esos zapatos míos; de cuero falso, eran azules o ya grises? Solo
recuerdo que los vi y los usé sin tener en cuenta detalles, solo usarlos para
un bien que poco cuidado puse, por costumbre, ahora veo que valor tuvieron en
mi vida por mas cuero falso que los vistiera o débiles hilos negros los uniera.
Recuerdo
las veces que solo estos era lo que podía observar, apenado fuera, y a veces
solamente decepcionado o arrepentido, que los maltraté con patadas al aire y
piso por rabias y pataletas que montara.
Inanimados
siempre, fastidiosos y fríos en la mañana al ponérmelos, aun así disfrutaba los
pasos gigantes que aunque no se notaran yo podía dar.
Podría
escribir a la vida y el amor, pero yo hoy quiero darle un pedazo de mi espacio
a este par de viejos amigos que me tuvieron sequito y hasta seguro. Ayudándome a
pisar fuerte es el recuerdo más profundo.
¿Vale
la pena tanta tragedia por un pedazo de cuero que no fue sacado de ningún lagarto?
Pues para mí sí que hasta empolvados y con agujeros por todo lado los quiero y
ya no estarán aquí.
Adiós
para ustedes par de veteranos zapatos.
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