Confortables asientos, música de fondo perfecta para la ocasión; que más se podía esperar si en un trayecto tan largo la comodidad era esencial para mantener vivas las expectativas de cada individuo de llegar a su destino. Pero, esta vez había algo más, o mejor dicho alguien más.
Lucia era una mujer de esas que todos desearían tener, no por sus atributos ni por su dinero; sino por sus ganas, su entusiasmo y su impactante personalidad…era la mujer perfecta, todo estaba ligado con todo y era un mar de sensaciones con el simple hecho de tener el mínimo contacto verbal con ella. Hoy fue el turno de Ricardo, un hombre que dedicaba su vida a descubrir un poco más para la historia del mundo, su meta era encontrar algo que cambiara para siempre todo lo que conocemos como realidad, algo inédito y que lo dejara en algún momento marcharse con orgullo y dejar su legado en el mundo.
Él estaba muy entusiasmado, parecía que tenía un importante papel en una nueva investigación, eran unas ruinas las que iba a investigar, era en Guatemala, el país que lo apasionaba; estaba pensando en que podría encontrar allí hasta que bruscamente su fantasía se disolvió al escuchar una dulce voz que decía “Hola”.
Sacudió la cabeza para volver a la realidad, y ver una bella e interesante mujer que estaba sentada a su lado había empezado a entablar una conversación con él:
- Hola – dijo Ricardo.
- Mucho gusto, mi nombre es Lucia, soy periodista y escribo para una revista cultural, ¿y tú? – continuo ella.
- Yo soy Ricardo, soy un investigador.
- ¿Qué harás al llegar a Guatemala?
- Voy a desarrollar un proyecto al que he sido nombrado. – Nervioso respondió Ricardo.
Continuaron hablando, conociéndose un poco más, él perdió sus nervios y ahora se llenaba cada vez más de interés por aquella nueva persona que llego a su vida. Curiosamente se dieron cuenta de que ambos se dirigían al mismo punto -Ella para poder escribir su próximo articulo y él para cumplir su sueño- el tiempo paso, y la relación que se estaba empezando a entablar en ese avión cada vez se veía más llena de confianza; no durmieron en todo el viaje estando en tan amena conversación.
Lucia, se interesaba cada vez más, al escuchar cada una de las aventuras que aquel simpático compañero de viaje le narraba, llenas de acción, de entrega. Sentía que en cada palabra, cada frase, Ricardo mostraba su alma y su total sacrificio por conseguir lo que buscaba. Ahora era su turno, tratar de impresionarlo, no con su trabajo, su situación ni su dinero, sino de la misma forma que él lo hacía: Mostrándole su vida, así no fuera cautivadora y emocionante, sabía que podía intentarlo.
Cuando menos pensaron, el viaje había acabado y ambos habían llegado a su destino, decidieron ir a un hotel para descansar lo que restaba del día y partir el próximo al evento que los esperaba, lo que no sabían es que entre ellos también algo estaba empezando a surgir. No solo una amistad, era algo que ninguno de los dos estaba entendiendo pero les gustaba. Descubrieron que había atracción mutua, pasión, parecían el complemento del otro y que sus almas se amarraban con más fuerza cada instante que pasaban juntos.
Pero, tenía que llegar el momento en que todo acabara. Si, ella consiguió un artículo grandioso y el consiguió traer algo muy valioso de este país, ambos debían partir ahora a sus respetivas localidades y continuar con sus trabajos. Fue una despedida dura ya que, pensaban que al separarse las probabilidades de encontrarse de nuevo eran muy pocas, pero era inevitable. Al llegar de nuevo al Colombia, lagrimas corrieron por las mejillas de Lucia mientras que Ricardo la abrazaba por última vez. Cogieron cada cual un vehículo diferente para finalizar por fin su viaje, llevándose solo consigo recuerdos, las emociones que sintieron juntos, llevándose sentimientos indescriptibles en el corazón que ya quedo marcado para siempre.
Tiempo después, por cosas del destino volvieron a encontrarse en otro vuelo, esta vez a Francia, pero ahora no les toco juntos. Ricardo la vio un par de veces, pero dudaba que fuera esa mujer, aun así moría de ganas por saberlo, -Si es ella, ya debió olvidarme, solo fue algo pasajero – pensó. Al mismo tiempo Lucia, quien si estaba segura de que era él: el hombre con quien pasó poco tiempo, pero aun así fue el suficiente para tenerle un gran cariño, lo tenía justo a unos metros de su asiento, pero era mejor esperar.
Justo en la estación cuando estaban recibiendo el equipaje, tal cual como en la primera vez, ella lo saludo. Ricardo se impresiono, y en vez de devolverle el saludo, se abalanzo sobre ella y le dio un beso que duro unos pocos segundos. Reacciono y se sonrojo, pensaba que lo que había hecho estaba mal, y se disculpo. Lucia estaba paralizada, y solo le dijo que no había problema, todo estaba bien.
Esta vez sus planes eran diferentes, aun así se quedaron en el mismo hotel y compartieron la habitación para “ahorrar costos”. Ahora, en parís, la ciudad del amor, del romance, estaban juntos de nuevo, por “casualidad”. Ricardo se daba cuenta que tenerla de nuevo a su lado lo había motivado de nuevo y estaba más feliz que antes. Decidió declarar sus sentimientos, decirle lo que le había pasado y esperar que todo saliera bien.
Cayo la noche, la llamo al balcón, la tomo de las manos y continuó: “Te amo". Fueron las únicas palabras que pudo pronunciar
Al escuchar estas palabras, Lucia sintió algo muy raro e intenso en su cuerpo, se centraba en su corazón. Se le hizo un nudo en la garganta y sus piernas empezaron a tambalearse; no sabía que le estaba pasando, la noticia la había aterrado. Tuvo un nuevo aliento y con un tono que ni ella conocía le dijo que estaba esperando aquel momento, que él lo dijera, porque exactamente lo mismo sentía ella. Necesitaba en su vida alguien que destruyera la monotonía y las ganas de intentar sonreír una vez más.
Que noche tan mágica, era tal que parecía que toda la alegría, la felicidad, fe, confianza, esperanza y muchas otras cosas más, se centraran solo en ese punto del universo, donde un nuevo pacto de amor fue sellado y a partir de ahora la llama que se acababa de encender perduraría por siempre.
Todo parecía que ya hubiera sido escrito por la mano creadora del mundo y tiempo, Ricardo se embarcaba cada día en un nuevo reto y una nueva aventura, mientras que Lucia lo acompañaba como su fiel conyugue, mientras él hacia historia, ella se encargaba de escribirla y de asegurarse de que fuera publicado en cada rincón del mundo.
Mientras su historia junta, cada momento tenía una página nueva, el amor de dos apasionados que buscaban la verdad, buscaban dejar sentenciado su fe a la vida, a la aventura y a ellos mismos.
Así es como esta historia de amor que nació en un vuelo, entre dos individuos que no sabían que iba a pasar en su vida y tan solo actuaban por instinto, ahora se hace realidad, ahora se fortalece más y más. Cada día una locura mas y un logro más y un sueño ya no tan fantástico que se hacía realidad.
